O Milladoiro es una localidad del Ayuntamiento de Ames, frontera con Santiago de Compostela y podríamos decir que prácticamente es su ciudad dormitorio.
El ayuntamiento de Ames está actualmente gobernado por el alcalde socialista Blas García Piñeiro, un señor que en redes sociales ha estado tan activo como soberbio pero a las instancias oficiales que sus ciudadanos (como un servidor) que no estamos afiliados ni tenemos siquiera relación con ningún partido político, y que le escribimos preocupados por motivos de seguridad vial, no se digna a dar contestación (algo que forma parte de sus funciones como alcalde electo, o al menos debería delegar tal responsabilidad en alguien).
Está claro que en obras todo son molestias y hay que aguantar para poder disfrutar del resultado. En este caso, las obras van lentas (es una opinión personal) pero no parece tampoco que pinte la cosa que vaya a quedar un resultado que merezca mucho la pena (sigue siendo una opinión).
Pero lo que ya no es opinable es tener la N-550 con los semáforos apagados y sin la debida señalización de seguridad para peatones en sus pasos. Por ahí sí que no. Hace meses ya le escribí a la alcaldía informando de los problemas y son conocedores de ellos, no lo pueden negar.
Varias llamadas a la Policía Local sugirieron al menos el uso de señalización, ya que los vehículos no se detenían ante el paso del peatón y algunos (la mayoría) ni siquiera respetan los límites de velocidad en una zona donde los coches patrulla brillan por su ausencia y son habituales los vehículos aparcados en vados permanentes y en doble fila o incluso en el carril bici o en las paradas de autobús.
Pero es que ahora y, como se puede apreciar en las imágenes, además de no tener un paso de peatones pintado en una de las direcciones, la señal que indica realmente su existencia queda totalmente oculta por uno de los camiones de la empresa encargada de realizar las propias obras. Así ha permanecido todo el fin de semana con el peligro de atropello que esto ha supuesto.
Por lo tanto. Si se diese el caso, aquí sí tenemos un culpable: el señor Blas García Piñeiro, que con su dejadez tiene toda la Avenida Rosalía de Castro levantada, los semáforos averiados desde hace meses, no es capaz de poner una señalización de emergencia luminosa para la seguridad del peatón y en definitiva, le da absolutamente igual lo que le pase al núcleo urbano más importante y con más votantes de todo el ayuntamiento. Él sabrá lo que hace. Mi voto así, por supuesto, precisamente no lo gana y yo no olvido los desprecios.
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